Enseñanza humanizada

Por María Beatriz Muñoz Ruiz (Escritora.Granada.España)

Por María Beatriz Muñoz Ruiz

(Escritora) Granada.España.

 

Hay trabajos, y trabajos. Según tu trabajo puedes permitirte compórtate de una forma u otra, pero los trabajos en los que tratas con personas, más concretamente, los trabajos en los que tratas con niños o con personas mayores, por muy fáciles que parezcan, son los más complicados.

¿Cómo enseñar a un niño y mostrarle tu autoridad sin perder la humanidad? Un profesor debe enseñar, pero por encima de la enseñanza está la humanidad, porque en los colegios no debería existir la palabra globalización, en los colegios, cada niño debería ser único y diferente, y, por lo tanto, ser tratado como tal. Actualmente, en ese aspecto tengo suerte, pero sí que es verdad que cuando mi niño tenía cuatro años, lo pasó bastante mal. Su profesora se dio de baja por embarazo, con tan mala suerte que la sustituta, una chica insensible y que pensó que siendo dura con los niños, la apreciarían más y la contratarían por más tiempo, no se detuvo a comprenderlos, en especial a mis mellizos, que los pobres, al no haber estado en guardería pillaban todos los virus que pasaban por su lado y faltaban día sí, día no, por lo que cada vez que iban al cole era como el primer día.

Mis hijos eran tímidos, bueno, mi hija siempre ha tenido un carácter muy fuerte y una vez incluso con lo poco que hablaba, le dijo que a ella no la volviera a gritar. Pero mi hijo siempre se ha guardado todos los nervios dentro y eso le provoca dolores de barriga tremendos.

Mientras esta mujer, estuvo con ellos, tuve que llevar a mi hijo a urgencias en cuatro ocasiones, y ya la última vez nos comentó el médico que investigáramos a ver si le pasaba algo en el colegio.

Pues veréis, resulta que a mi hijo los nervios se le metían en la barriga, pero cuando se relajaba con los amigos, se le pasaba, esta señora dedujo que lo del dolor de barriga de mi hijo era mentira, y lo ridiculizó llevándolo a la clase de los más pequeños y diciendo que como se comportaba como un niño pequeño debía ir a la clase con los pequeños. Si en ese momento no la denuncié fue porque después de escribirle una carta con todo el historial de mi hijo y decirle que era responsabilidad de ella cuidarlo de puertas hacia dentro, mi yo paciente le concedió otra oportunidad. Pero realmente, aún se me ponen los pelos de punta cuando oigo su nombre.

 A todos los que estéis pensando en ejercer de profesores, me gustaría pediros antes un favor, si no os gustan los niños, no estudiéis magisterio, porque es como si a un mecánico no le gustan los coches o a un pintor no le gusta pintar, pero con una gran diferencia, vosotros estáis tratando con personas, bueno, con proyectos de personas, porque dependiendo de la infancia que esos niños tengan, así serán de mayores.

Los padres somos un pilar fundamental en casa, pero ellos pasan media vida en el colegio, nosotros no podemos protegerlos de los compañeros, no estamos ahí para deciros que le sucede algo, sois vosotros los que debéis actuar de psicólogos, de profesores, de amigos y de médicos.

De vosotros va a depender que esa persona se desarrolle sin traumas, sin inseguridad, que se sientan con la confianza suficiente como para acercarse y contaros si están sufriendo acoso por parte de sus compañeros.

Desde aquí me gustaría dar las gracias a los profesores actuales de mis hijos, porque por encima de todo, han sabido ayudarlos en lo que han necesitado, los han animado, los han escuchado, se han preocupado por ellos y han sido sus profesores y sus amigos. Y por supuesto, fundamentales en la superación con éxito de un curso que se presentaba complicado. Pero cuando a una persona le gusta su trabajo, se nota, claro que, en el caso de la enseñanza, debería ser siempre así.

La educación es obligatoria, y lo veo perfecto, pero también debería ser obligatorio pasar un examen psicológico antes de empezar a estudiar una carrera que puede afectar al desarrollo emocional de un niño.

Sí, por supuesto que los padres son fundamentales en la educación, pero cuando dejamos en vuestras manos nuestro tesoro más preciado, siempre rogamos para que todo esté bien.

Gracias a esos profesores que aman su trabajo, porque cuando los niños crecen y se hacen grandes personas, en la mayoría de los casos ha habido un gran profesor tras él.

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