Así era Hugo Maradona

El menor de los hermanos Maradona tenía 52 años y falleció a causa de un paro cardíaco en su casa en Italia.
martes, 28 de diciembre de 2021 · 10:45

Hugo Hernán Maradona, de 52 años, fue un futbolista y entrenador argentino que jugaba de mediocampista. Era el más pequeño de los hermanos de Diego Maradona y vivia en Nápoli, Italia desde ya varios años, tras haber finalizado su carrera como futbolista.

En agosto de este año se había postulado como concejal municipal en las listas de Catello Maresca, el candidato a la alcaldía de centro-derecha, pero no resultó electo. “Me han propuesto esto para ayudar a los niños y lo hago con mucha felicidad. No hablo de política, solo de fútbol y de dar a los niños una, dos o tres horas a la semana para que sean felices con el fútbol”, manifestó en su momento el hombre que era nueve años menor que el Pelusa.

Aunque era solamente un niño, Hugo fue el autor de una de las mejores frases para describir a su hermano. En 1979, en su primera aparición delante una cámara, soltó una verdadera genialidad ante el periodista Eduardo Carpio. “¿Cómo es Diego como hermano?”, comenzó el diálogo. “Es mi mejor amigo, mi mejor hermano, nos trae todo”, manifestó el chico de 10 años, que estaba en cuarto grado y lucía una camiseta con el 8 en la espalda. “¿Pensás ser como Diego?”, fue la repregunta. “Nunca pensé llegar a eso. Porque mi hermano es un marciano. No se puede discutir”. Más allá de aquella declaración emblemática, el Turco tuvo una destacada carrera futbolística que se inició a los 16 años en Argentinos Juniors.

Pese a la distancia, su relación con Diego era buena y supo ser el padrino de Gianinna Maradona (Lalo, su otro hermano, era el padrino de Dalma).

El Turco también tuvo un paso por las selecciones juveniles de Argentina. A lo largo de su vida deportiva, defendió las camisetas de Ascoli, Rayo Vallecano, Rapid Viena, Deportivo Italia de Venezuela, Club Progreso de Uruguay, PJM Futures, Avispa Fukuoka y C’dole Sapporo de Japón.

Así era Hugo

Diego lo llamaba Gordo, él lo llamaba Pelu. Los separaban nueve años. Tenía siete cuando dejó Fiorito y la casita de Azamor 523 y cambió el ruido de las goteras por una vida con música de calles asfaltadas, la ducha con agua caliente, el teléfono fijo. Casi no vio a Don Chitoro con la cintura partida después de 10 horas diarias de triturar hueso en la molienda Tritumol.

Arrancó en Club Parque. Dos años allí hasta que llegó a Gimnasia y Esgrima de Vélez Sarsfield. Cuando Diego ya estaba consagrado en "El Bicho", Hugo era alcanzapelota, guiado por Francisco Cornejo. "No llegué a disfrutar a Pelu tanto como Lalo. Jugábamos picados cuando iba a verlo a los entrenamientos o después ya en la quinta de Moreno. Diego hablaba poco conmigo. Con una mirada me decía todo, como mi papá".

Si Diego Armando se volvió un trotamundos con experiencias hasta en Bielorrusia y Dubai, "El turco" no se quedó atrás en su espíritu nómade. Vivió -además de en Italia- en otros seis países, con menos flashes encima. Japón fue el epicentro de su fútbol. La relación de hermandad perdió la frecuencia del abrazo, "la cagada a pedos". Siguieron construyendo el vínculo con continentes de por medio.

La gran aventura ocurrió en Asia, durante ocho años, en la década del '90. Después de la experiencia de España hubo huella fugaz por Venezuela y Austria, hasta que emigró a Japón, y luego a Puerto Rico y a los Estados Unidos. Hoy su rol de entrenador está congelado por la pandemia. "Sigo con la escuela de fútbol, pero hace un año y medio que todo está parado y no se puede reunir a los chicos. Enseño a pibes de 6 a 14 años lo mucho o poco que aprendí en mi carrera. Lo primero que les digo es que el secreto es simple: entrenar, querer a la pelota y buscar superarse".

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