¿Por qué es saludable acariciar un gato?

jueves, 24 de junio de 2021 · 13:52

Cualquier persona amante de los gatos será capaz de hablar maravillas de la convivencia con su felino en el hogar y de todas las ventajas que percibe.

Aunque su discurso nos parezca lógicamente sesgado, lo cierto es que la ciencia ha explicado con datos cuáles son los beneficios de acariciar a un gato y de abrirle la puerta de nuestro hogar. Pero, además de los beneficios para nosotros, el gato también experimentará las consecuencias positivas de la relación.

Consejos para acariciar a un gato 

En los siguientes apartados explicaremos los beneficios de acariciar a un gato tanto para él como para nosotros, pero, en primer lugar, es importante señalar que las sesiones de caricias, para que verdaderamente tengan un efecto positivo, deben hacerse en un momento de buena predisposición por ambas partes.

En otras palabras, no se trata de que agarremos al gato y lo empecemos a acariciar. Hay que esperar a que sea él quien inicie la interacción y, por otra parte, esta no se debe prolongar de manera forzada.

Los gatos que viven con nosotros suelen ser cariñosos, pero hay diferencias individuales que tenemos que respetar. Por ejemplo, suelen aceptar de buen grado las caricias entre las orejas, los laterales de la cara o el lomo, a lo largo de la columna vertebral.

Pero, al contrario, no están cómodos si intentamos tocarles la barriga o las patas. Es importante tenerlo en cuenta para que el momento de las caricias sea placentero para ambos. Igualmente, en cuanto el gato se muestre inquieto, hay que permitirle que se marche y no sujetarlo o perseguirlo.

Beneficios de nuestras caricias para el gato

Los gatos disfrutan de las caricias tanto como a nosotros nos gusta acariciarlos. El mito de que son independientes es solo eso, un mito. Y aunque, lógicamente, hay diferencias de carácter entre ejemplares, la mayoría de los gatos con los que convivimos aceptan encantados nuestras caricias, aunque marquen sus límites.

Los gatos buscan y admiten nuestro contacto porque para ellos somos como una gran mamá gata. A sus ojos desempeñamos el papel de esa figura materna. Para entenderlo tenemos que remontarnos a su etapa de gatito lactante. Durante ese período su madre los lame con mucha frecuencia. Nuestras caricias le recuerdan el contacto de la lengua de la mamá gata sobre su cuerpo. Nuestra mano, en otras palabras, sería como una lengua gigante. La mamá es protección, alimento y, en definitiva, bienestar. Teniendo esto presente es fácil entender los beneficios de acariciar a un gato.

Así, aunque un gato sea adulto, en su relación con nosotros siempre será un gatito. Es parte del proceso de domesticación, que, en cierta manera, mantiene a los animales en una etapa juvenil. Por eso la petición de caricias y los beneficios de ese contacto se prolongan durante toda la vida del gato. Fíjate en que, normalmente, cuando acariciamos a nuestro gato este estira la cola y la mantiene rígida hacia arriba. Es el mismo comportamiento que se observa en los gatitos con sus madres y supone una invitación a examinar la zona genital. Nuestras caricias le proporcionan bienestar y lo trasladan a esa época de felicidad absoluta junto a su madre.

Por otra parte, el contacto físico suele desencadenar el ronroneo. Aunque este tiene diferentes significados, en medio de una sesión de caricias nos indica que el gato se siente feliz y a gusto. El ronroneo también se remonta a la época de lactante, ya que este comienza a registrarse cuando los gatitos tienen tan solo una semana de vida. Los pequeños lo emiten para informar a su madre de que todo está bien.

Beneficios para las personas de acariciar a un gato

La ciencia ha constatado que la convivencia con los gatos consigue beneficiar la salud de las personas al punto de que viven más tiempo y con una mejor calidad de vida. Se han demostrado los siguientes efectos positivos a nivel psicológico, físico y social:

Prevención del desarrollo de alergias en los niños y, en general, de infecciones respiratorias.

Mejora del estado de ánimo, reducción del estrés al bajar los niveles de cortisol y relajación.

Aumento de la autoestima.

Protección de la salud cardíaca, disminuyendo el riesgo de muerte por infarto.

Descenso de la tensión arterial.

Aumento de la oxitocina, una hormona relacionada con el amor y la amistad.

Ayuda a establecer y a mantener relaciones sociales, ya que propicia el acercamiento a otras personas que también conviven con gatos en la clínica veterinaria, el supermercado, etc.

Se amortigua la sensación de soledad.

Estimulación en la adquisición de responsabilidades en los más pequeños.

En resumen, los beneficios de acariciar a un gato tan solo durante unos minutos al día no están únicamente en la imaginación de sus cuidadores.

El contacto físico con ellos, en definitiva, reduce el estrés al que a diario estamos sometidos en mayor o menor medida. Llegar a casa y acariciar a nuestro gato nos ayuda a entrar en un estado de relajación.

Este se intensifica cuando, además, el gato comienza a ronronear. 

La constatación de esta gran cantidad de efectos beneficiosos para las personas ha propiciado que los gatos sean incluidos en diferentes terapias que pretenden mejorar el estado físico y mental de determinados grupos de personas.

 

 

 

 

 

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